Expedición Artica en las Islas Svalbard

Expedición Ártica en 11 días. Descubriendo las Islas Svalbard, «En busca del Oso Polar». Días 9,10 y 11.🇳🇴

Día 9. Raudfjord y Smeerenburgfjord. «Puesto ballenero». 3 de Junio de 2018.

Para empezar el noveno día de viaje nos esperaba Raudfjorden. O también conocido como el fiordo rojo. Un fiordo de 20 kms de largo y 5 kms de ancho, y esta situado en la costa noroeste de Spitsbergen.

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Cuando despertamos el barco estaba anclado fuera de Alicehamna en Raudfjorden, nos levantamos y fuimos directos a desayunar como el resto de los días, pero cuando miramos por la ventana el día estaba muy cerrado con niebla y nieve que sin duda reducían la visibilidad para poder hacer algún desembarco y poder ver morsas, pero en el ártico tiene sus reglas de la naturaleza. Después del desayuno nos esperaba una charla sobre como ponernos las raquetas de nieve, para la que esperábamos que iba a ser nuestra salida de la mañana. Durante la charla dejaron bien claro que aquellas personas que no estuvieran en buena forma física no la recomendaban esta actividad. Al finalizar la charla dijeron que anunciarían la hora de la salida y si se podía salir o no, pero por motivos del tiempo y de la escasa visibilidad no pudimos desembarcar y poder caminar en la nieve. Sin duda las horas se hicieron algo lentas, pero en el ártico siempre algo te sorprende, mientras el barco se dirigía hacia una nueva localización pudimos ver unas estupendas vistas de un nuevo glaciar. 

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Por la tarde el rumbo cambió totalmente, se estableció un desembarco en Amsterdamoya, un lugar histórico. Un puesto ballenero que estuvo activo desde 1614 hasta 1645. 

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Fue la principal estación de caza de ballenas para los holandeses llamados Cámaras, las empresas de un número de ciudades que invirtio en barcos balleneros. Aún se pueden ver los restos de los hornos de grasa de ballena, los restos negros de la caza de ballenas y el aceite mezclado con arena llamado «Tocino concreta». Algunos hornos están muy cerca de la orilla del mar corriendo el riesgo de ser arrastrados por el propio mar.  A día de hoy la caza de ballenas lo veo una barbaridad y algo que no comparto para nada, pero el pisar un lugar histórico y ver lo que ocurrió me parece algo increíble. Poder pisar un lugar de hace más de 400 años y poder verlo. Sin duda a veces el ser humano se convierte el peor animal de nuestro planeta tierra. El desembarco se dividió en dos grupos, los rastreadores y los caminantes, la verdad que son nombres un poco raros. Nos explicaron un poco la historia del lugar y después pudimos caminar un poco por la playa hasta llegar a la otra punta de la zona. 

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En el video puedes observar los restos del puesto ballenero. 

Para finalizar el día el Ortelius estaba de fiesta, era nuestro penúltimo día a bordo y habían preparado una barbacoa en el helipuerto. He de decir que el día muy normalito, pero como siempre digo la vida siempre te sorprende. Al final cuando te das cuenta de donde estás del lugar tan impresionante que te rodea y de una buena compañía, el día acabó siendo de 10. Porque al final los grandes momentos ocurren tan solo tienes que esperar, y en estos viajes la paciencia es lo primero.

Rodeados de buena música, buena compañía, buena comida, buenos momentos y sobre todos increíbles paisajes, porque es una expedición ártica todo es posible, y los momentos de uno en uno.

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Lo mejor siempre viene para el final.

Empece el viaje solo sin rumbo, esperando encontrar aventura, increíbles despertares, nuevos lugares, nuevas personas. Y acabe encontrando nuevos amigos, bellos lugares, increíbles parajes, y sobre todo una apasionante compañía. Porque la vida te sorprende si o si,  acabar sonriendo cada día en el Ortelius fue gracias a Sele, un gran viajero y increíble bloguero, podéis seguir su web desde aquí: http://www.elrincondesele.com, sin duda con Sele el viaje es impresionante desde el minuto 1 hasta el final (No pararas de reír), Alex un cazador de sueños e increíble viajero, nunca olvidare sus apasionantes historias de sus viajes, y como olvidarme de Saúl y de Maria Eugenia, sin duda si quieres apasionarte de los viajes ellos tienen la clave para avanzar y enseñarte apasionantes lugares de este mundo. Porque la clave esta en no tener miedo a nada, y si algo te da miedo hacerlo con miedo. El verdadero ártico, una historia de verdad.

Para nuestro último día nos esperaban una autentica maravilla que no podré olvidar. Las Morsas.

Día 10. Tordenskjoldbukta y Poolepynten. «Hogar de Morsas». 4 de Junio de 2018.

¿Como es un último día en el ártico? Sin duda triste, porque cuando has sumado tantos momentos de felicidad, el cuerpo y el corazón se te quedan con ganas de más y más, pero todo en esta vida tiene su fin, y la expedición por el ártico estaba acabando.

¿Donde esta la tundra? ¿Y donde desembarcamos?

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Bahia donde ví los renos

Para nuestro último día dos actividades, una por la mañana y otra por la tarde. Por la mañana el barco navego hacia Tordenskjoldbukta, una bahía protegida por aforamientos rocosos en los que se pudieron observar gaviotas glauco, gansos de lapa y el reno de Svalbard. La actividad se dividió en tres grupos. El primero donde se caminaría bastante cubriendo bastante terreno a través de la tundra cubierta de musgo y en pequeñas cretas. El segundo, con una caminata algo más ligera donde se iría más relajado, explorando la zona, y haciendo más fotografías y de forma más relajado. Y el tercer grupo se quedaría por la zona de la playa sin caminar mucho, observando y relajándose en la zona.

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Una milla más en la tundra

Yo elegí el segundo grupo, para poder ver más fauna y sin prisa y poder exprimir más la fotografía. Caminar por aquella tundra y poder ver los increíbles paisajes fue alucinante.

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Primera imagen de la tundra en Svalbard

La duración de la ruta fue de 3 horas más o menos, incluyendo explicaciones sobre la zona y sobre los renos, en varias ocasiones pudimos ver varios renos muy de cerca, al final pudimos observar algo muy especial, un reno con un becerro de solo un par de días. 

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Primer reno, desde lejos

Poco a poco nos fuimos acercando hace el reno, despacio para no asustarlo, tan despacio que pudimos llegar a verlo muy de cerca.

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Seguimos avanzando por la tundra y nos aparecieron dos crías de reno, las dos muy curiosas nos siguieron con cautela durante un buen rato.

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Poco a pocos las vistas van siendo muy impresionantes, hasta dar lugar a regalos tan impresionantes como este:

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Después de contemplar la belleza de las montañas llenas de nieve, uno de nuestros guías se subió en una creta para poder contemplar más visión de campo, y aproveche para sacar una bonita foto…

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Y justo antes de volver durante nuestra ruta, aparecieron 5 renos!!! 5 de golpe! una madre con un becerro y tres a lo lejos. Recuerda lo mejor siempre viene al final.

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Madre con cría de unos días solo…

Para terminar el día se podía ver una esplendida imagen del Ortelius de fondo, nuestra ruta por la tundra fue alucinante, a parte de la fauna, la sensación de libertad fue increíble. Aquellos paisajes entraron en mi corazón. Tocaba volver a las zodiacs para prepararse para la comida y marchar hacia las morsas!!! Por fin veríamos morsas de cerca!! Que nervios!!! 

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Cuando ya estábamos de vuelta en el barco, el Ortelius se puso a navegar con dirección hacia el otro lado de Forlandsundet, con dirección a un lugar llamado Poolepynten, una lengua de arena, que es un lugar favorito de las morsas. Y tuvimos suerte porque esta vez estaban en casa y las veríamos…Había más de 30 casi!!!

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Lugar donde vi las morsas 

Justo después de comer empezó el desembarco, se dividió en dos grupos para no amontonar tanta gente a la hora de ver a las morsas. Decidimos ir en el primer grupo para verlas antes. Y justo antes de embarcar en la zodíac, la imagen ya era muy agradable  y bonita.

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Una vez en tierra, nos dieron una pequeña charla de como actuar y de estar en silencio para poder observar a los animales, y que dichos animales no se asustaran.

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Primer alistamiento de las morsas

Sin duda estaban muy tranquilos, y no hacían mucho, salvo rascarse de vez en cuando y eructar junto con oler, que es algo típico de la morsa, y sin duda son muy buenos en los que hacen…nada! 

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Haciendo….nada!!!

Sin duda entre el silencio, y la sensación de ver a este gran mamífero fue inmensa…

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Después de pasar cerca de media hora justo a estos tremendos animales, tocaba marchar para atrás para que el segundo grupo pudiera observar.  Y mientras el segundo grupo observaba a las morsas, el resto nos dedicamos a esperar y a fotografiar los últimos paisajes que veríamos de cerca.

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Las vistas eran increíbles 

Los últimos instantes en tierra en las Islas Svalbard serían para recordar, porque en aquellos 10 días me habían dado momentos mágicos, momentos de intriga y sobre todo momentos de felicidad.

El Ortelius puso rumbo hacia Longyearbyen, por supuesto con un brindis para finalizar el viaje, una última cena, y dar la despedida a tan increíble viaje. Como siempre digo, los momentos de uno en uno.  Pasamos el resto de las horas disfrutando de las vistas, admirando las montañas y esperando llegar a puerto, porque aunque la aventura se acabe, estoy muy seguro que algo nuevo estará por empezar.  Hasta siempre, mi corazón se queda allí.

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Y recuerda que viajamos tres veces: Cuando lo preparas, cuando lo realizas y cuando lo recuerdas (Ahora). Hasta la próxima Svalbard.

Día 11. Despegue desde Longyearbyen. «Vuelta a casa». 5 de Junio de 2018.

Despacio, miro una última vez todo, respiro, siento, analizo y después pienso donde he llegado y donde estoy, entonces sonrío porque la vida es maravillosa y dicha vida me ha dado 11 días de aventura en solitario sin miedo a nada, conociendo gente, haciendo amigos y sobre todo viviendo aventuras donde más me gusta. Ahora me toca coger 3 vuelos para la vuelta a casa, Longyearbyen – Oslo, Oslo – Frankfurt y Frankfurt – Madrid. La paliza esta asegurada pero la sonrisa de oreja a oreja no tiene precio. 

Siempre habrá un nuevo lugar por explorar. Una milla más.

Y recuerda que si te ha gustado, puedes comentar, compartir y dar a me gusta.

 

 

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