Día 7. Estrecho de Hinlopen «Bajo la niebla Ártica». 1 de Junio de 2018.
Después de mi tercer día ya en el ártico, el entusiasmo y la emoción se podía notar en el cuerpo. Cuando despertamos la madre de oso polar y sus dos cachorros habían desaparecido ya. Y había una cosa mala para nuestro cuarto día, hacia un día de perros. Es decir estaba muy cerrado, hacia viento y la temperatura era de 0 grados. La visibilidad se habia convertido en un día polar y ártico, y en el fondo me encanto, porque yo siempre digo que en estos sitios apetece ver algo más invernal y ver el cielo más gris, pero tenia sus desventajas que era la poca visibilidad que tendríamos para ver al oso polar y de cerca.

Después de salir a cubierta después de un nuevo rico desayuno a las 10:00 se dio otra conferencia sobre Spitsbergen y justo al acabar la conferencia, un ejemplar de morsa se presentó en un témpano de hielo, acompañado de una gaviota marfil, el día empezaba cargado, aún con la niebla tan espesa.

Poco a poco nos íbamos acercando muy lentamente, lo que nos permitía tener una visión de la morsa muy cercana y sacar unas excelentes fotografías.
Después de un largo rato mientras el barco se acercaba a la morsa, apareció otra morsa a babor entre las placas de hielo, pero desapareció tan rápido como llego. Pero dio tiempo a sacar alguna que otra fotografía del momento.
Después tener cerca a dos enormes morsas, la actividad se volvía emocionante durante unos instantes y el mal tiempo y la escasez del rastro del oso polar por un momento se había olvidado. Por la tarde seguimos con la búsqueda del oso polar, pero las horas pasaban muy despacio, es difícil decir que lento va el tiempo en un viaje, pero en este tipo de expediciones a veces el tiempo se vuelve en tu contra, y ocurren cosas, como el mal tiempo que estropean los días y tienes que jugar con eso. Para hacer tiempo y no terminar de pasar frío, otra de las vistas principales del barco es desde el puente de mando, donde puedes ver todo como si estuvieras en cubierta, pero sin pasar frío. Después de comer seguimos con la búsqueda, y para poder matar el tiempo decidí hacer un time-lapse desde la zona del puente.
Puedes ver en el time-lapse que debido al frío, poca gente aguantaba el estar en cubierta mucho tiempo. Sin duda el animo empezaba a caer.

Poco a poco la tarde seguía avanzando y el rastro del oso polar desaparecía, era nuestro segundo día en el estrecho de Hinlopen y no había ni rastro del rey del ártico. Poco a poco el Ortelius dio la vuelta remontando el estrecho de Hinlopen en dirección noroeste. Antes de perder del todo la esperanza se pudo ver una foca barbuda a lo lejos, a 2 kms aproximadamente dijeron, pero gracias al teleobjetivo pude sacar una buena instantánea de aquella foca sobre el témpano.

Pero al final, como en todo en esta vida, si tienes paciencia la vida te muestra su lado más bonito y más increíble. El día se despejo y pudimos sacar unas estupendas imágenes de aquella banquisa de hielo. Todo esfuerzo siempre merece la pena.
Después de estas increíbles imágenes, el día estaba prácticamente terminado y solo quedaba esperar al siguiente día y tener fe en que la suerte estuviera de nuestro lado. Para finalizar el día las caras eran más de derrota que el día anterior. El Ortelius puso rumbo más allá de la pequeña Isla de Franzoya hacia Wahlenbergfjorden donde nos alojamos esa noche.
Día 8. Alkefjellet y Wahlenbergfjord, «El Rey del Ártico». 2 de Junio de 2018.
¿Alguna vez has tenido cerca de 60.000 aves rondando tu cabeza y a tu alrededor? Pues en este noveno día por el ártico disfrutaríamos de los Acantilados de Alkefjellet y Wahlenbergfjorden.
En los Acantilados de Alkefjellet se pueden observar cerca de 60.000 araos de Brunnich. Sin duda la sensación fue única. Al empezar el día lo primero que se hizo fue mirar por el ojo de buey para ver si el tiempo había mejorado y si la visibilidad era buena, hoy era nuestro tercer y último día en el estrecho de Hinlopen, y hoy era el último día para poder ver al oso sobre el hielo, que es donde normalmente se puede ver y tienes más posibilidades. Pero para empezar el día se organizó una salida hacía los Acantilados en zodiacs. En principio se pensó que iba a ser una perdida de tiempo, porque aun no habíamos visto ni rastro de los osos de cerca, pero según el líder de expedición iba a ser algo increíble el poder estar de cerca de tantísimas aves, y aunque no fueras muy fanático de dichas aves te sorprendería el lugar. Y así fue, desde lejos parecía un lugar más, unos acantilados normales a vista desde la zodiac pero según nos íbamos acercando la cosa iba cambiando y mejorando y mucho.

Pero desde cerca la cosa cambió muchísimo…

Estuvimos alrededor de una hora y media bordeando los acantilados y pasando cerca de las rocas. Sin duda a día de hoy fue un lugar que te dejara con la boca abierta, el día empezaba muy bien y había que ser positivo, el día iba a ser muy bueno. Durante nuestra visita a los acantilados, a parte de los Araos de Brunnich, pudimos ver dos zorros polares por la zona de la nieve en lo alto, fue difícil verlos y sin duda más difícil fotografiarlos ya que la fotografía en movimiento es muy difícil. También pudimos ver gansos de lapa, kittywakes, araos negros y una gaviota alimentándose de un cadáver de otra ave. Mientras nos íbamos acercando por los acantilados se pudieron ver escenas increíbles de los Araos.
La zona de los Acantilados también es posible ver zorros polares, y en mi caso pude ver dos, donde se podía ver que estaban cambiando el pelo ya.
Sin duda fue un momento brillante, ya que en pocas ocasiones se puede ver un animal tan bonito y en su hábitat.

Y justo antes de volver hacia el barco, se pudo ver una foca barbuda saliendo y entrando en el agua. Fotografía de Mick Brown, guía durante la salida.

Pero justo antes de terminar la actividad, se pudieron ver dos cosas que pocas veces olvidare, sobre todo una de ellas. Ver una enorme pared glaciar.

Y ver a los pingüinos del norte, has leído bien. En el norte no hay pingüinos pero en la fotografía que veras después, puedes ver a un grupo de Araos sobre el hielo, haciendo parecer un grupo de pingüinos sobre un témpano. Sin duda me trajo enormes recuerdos de mi viaje a la Antártida.

Sin duda la mañana fue de 10, se pudo ver muchas cosas, miles de aves, zorros árticos, una foca barbuda, y un gran glaciar. Pocas veces se tienen estos regalos para los ojos. Ahora disfruta de este video, por los Acantilados.
Mientras comíamos el barco ponía rumbo hacia Wahlenbergfjorden, que tambien es conocido como Waalenburg Bay. Es un fiordo en la costa suroeste de la isla de Nordaustlandet, y cuenta con 46 kms de longitud y un total de 15 kms de ancho, y es el quinto fiordo más largo del archipiélago y más largo de la isla. El fiordo lleva el nombre del naturalista sueco Goran Wahlenberg.

Justo nada más terminar de comer, ya podíamos ver por las ventanas y el monitor que nos mostraba cubierta sin tener que salir fuera, que ya estabamos entrando en hielo de nuevo, las verdaderas sensaciones empezaban de nuevo, y justo nada más salir a cubierta, y poder ver la cantidad de hielo que habia, se anunció, que se habían avistado dos osos, pero muy lejos. Sin duda la emoción empezaba.

Dijeron que el rastro era muy reciente, que estaban muy cerca, poco a poco fuimos acercándonos, muy lentamente para no asustarlos. A lo lejos si tenias paciencia podías distinguirlos.

Al principio se pensó que era una hembra con un cachorro, pero cuando nos fuimos acercando, se pudo distinguir que eran un macho y una hembra, y estaban en pleno cortejo sin duda, tratando de seducir a la hembra. La hembra estaba siendo algo menos activa que el macho a veces, e incluso se podía ver como corría y el macho la perseguía. Estaba siendo todo una escena de documental. Dijeron que este tipo de escenas era muy difícil verlas en una expedición, y que muy pocas veces se había visto. Eramos unos privilegiados!!! Si no recuerdo mal estuvimos en cubierta como cerca de 5 o 6 horas, poco a poco las manos se te quedaban heladas y tenias que entrar al interior del barco para calentarte poco a poco y volver otra vez a la acción. Durante el transcurso de la tarde los osos y el propio barco, poco a poco nos pusimos más cerca para poder presenciar aquellos grandes mamíferos más de cerca.

Las horas pasaban y nos íbamos acercando poco a poco hasta tener casi un buen plano de aquella pareja de osos polares. Pudimos llegar a estar a 300 metros más o menos de ellos.
Aquellos 300 metros cerca de ellos dieron imágenes super impactantes y a la vez muy bonitas.
Sin duda era muy difícil despegarse de aquella cubierta, aun con frío, las manos heladas, cansado, con ganas de sentarte a calentarte y reponer fuerzas, seguía fuera viendo este espectáculo de la naturaleza, sin duda la vida me estaba regalando un momento espectacular. Pocas veces se pueden ver dos osos polares tan de cerca, estaba super contento. Rebosando felicidad.

Y cuando estábamos ya más relajados y observando con más tranquilidad, se anuncio que otro macho había sido localizado, pero esta vez a una distancia un poco más lejos, estaba a unos 2 kms.
El oso se puede ver en el centro de la imagen, era difícil de observar, pero una vez que le tenias en el punto de mira, le ubicabas todas las veces. Aun sin el oso, la imagen es para recordar. Disfruta de estos instantes en video, que hacen ver al increible Rey del Ártico en todo su esplendor y en su medio, el hielo.
Poco se puede decir después de vivir una experiencia tan ártica y tan desgarradora. Hay pocos lugares que me han robado el corazón, este es uno de ellos. Después de esas 5/6 horas rodeados de hielo y de osos, nos pusimos a cenar y justo antes de que el barco empezara a poner rumbo hacía el nuevo destino del día 10, me dispuse a grabar un último video aprovechando que el barco estaba medio vacío.
El día había acabado, y mientras el Ortelius se disponía a salir del estrecho, y del hielo, me subí a la parte de arriba del barco donde se podría ver toda la magnitud de hielo, y del mar helado. El estrecho de Hinlopen se merecía una buena despedida. Volveré.

Dicen que la vida se compone de los pequeños detalles y del día a día, pero yo pienso que lo importante y lo que nos hace fuerte son los grandes momentos, momentos como este.
Puedes continuar leyendo mi viaje por las Islas Svalbard en los días 9, 10 y 11, y puedes acceder desde aquí.
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